Bajo la orden del Ministerio de Educación, serán despedidos los 440 mil maestros extraplantilla, quienes se verán obligados a alejarse de la tribuna pese a su sacrificio de la juventud a la causa educacional.
En 2006, el Ministerio de Educación planteó que en un corto tiempo se despediría a todos los 448 mil maestros extraplantilla y el año 2010 fue el plazo límite. ¿Qué estatus tienen ahora?
¿Qué es un maestro extraplantilla?
Los maestros extraplantilla se refieren a aquellos que no están incluidos en la plantilla formal estatal y son contratados por las escuelas locales que carecen de personal docente. Se trata de la principal forma de solución de la carencia de personal docente en las zonas rurales para la generalización de la educación primaria. Aparte de una ínfima minoría que se encarga de la enseñanza secundaria inferior, la abrumadora mayoría se concentra en las escuelas primarias rurales. En general tienen un nivel educacional de secundaria para arriba. Son postulados por la escuela o el gobierno local de base y recomendados por el departamento administrativo concerniente, además de ser verificados por el departamento de administración educacional de nivel de distrito (incluyendo la aprobación cultural y otorgamiento del certificado de contratación). En cuanto a las condiciones, el Estado les da un subsidio en sonante mensualmente. Estos maestros extraplantilla, desde los primeros en las escuelas organizadas por aldeanos, hasta los contratados por las escuelas rurales y finalmente contratados por el Estado, llevaron muchos años trabajando arduamente en los puestos de educación de base. Según reportajes, los maestros extraplantilla en las zonas del oeste ocupan un 20 por ciento del total del personal docente.
¿Por qué serán despedidos?
La aparición de los maestros extraplantilla fue una opción inevitable en circunstancias de la carencia de la inversión de recursos educacionales, quienes se concentraban principalmente en las escuelas primarias en las zonas montañosas. En términos generales, este tipo de maestros no habían recibido capacitación sistemática ni tenían alto nivel educacional, lo cual impedía elevar la calidad educacional y la cualidad de los ciudadanos. Juzgado de este punto, la retirada de los maestros extraplantilla del escenario histórico constituye una opción necesaria para la aplicación de la educación totalmente obligatoria en el año 2010.
Problemas surgidos en medio de la despedida
¿Quiénes van a llenar los vacíos una vez despedidos estos maestros extraplantilla, que son tan numerosos? ¿Quiénes van a dar alimentos espirituales a los niños de las aldeas montañosas?
La existencia por largo tiempo de los maestros extraplantilla en sí demuestra cierta racionalidad, por ejemplo, en un lugar del Oeste, si el gobierno local se encarga de la contratación de todos los maestros, gastará más del 80% de sus ingresos fiscales, que constituye una carga financiera insoportable. Al tomar en cuenta que las condiciones de un maestro formal puede sustentar a siete u ocho maestros sustitutos, la aparición de los maestros extraplantilla se convirtió en una opción realista. Se debe notar que los maestros extraplantilla se distribuyen en general en las zonas alpinas frías, en las zonas montañosas y pobres, a donde los profesores formales no se resignan a ir, por lo que el relevo de los maestros extraplantilla despedidos será bastante difícil.
Asimismo, una vez sean despedidos, estos maestros extraplantilla enfrentarán dificultad y pobreza en la vida. En las condiciones actuales, no gozarán de un sistema de bienestar mejor que la gente corriente. Como consiguiente, ¿cómo van a sustentarse estos maestros que han enseñado tantos años?
¿Dónde se encuentra la salida de los maestros extraplantilla?
La retirada de los maestros extraplantilla del escenario histórico en corto tiempo requiere la solución de dos problemas. Primero, se debe asegurar la enseñanza y la calidad educacional normal de las escuelas primarias en las zonas rurales, y segundo, se debe asegurar que los maestros extraplantilla despedidos tengan medios para sustentarse.
Para este fin, los departamentos concernientes deben aumentar su in put educacional, sobre todo en las zonas pobres, de modo que estas zonas puedan ensanchar su plantilla docente y materializar la enseñanza encargada por maestros formales, al mismo tiempo de estimular a los maestros a enseñar a las zonas rurales.
Del mismo modo, no se debe ser ingrato a los servicios hechos por estos maestros extraplantilla. No pocos maestros extraplantilla tienen ricas experiencias educacionales y bastante alto nivel de enseñanza, y lo único que les falta es la titularidad de ejercer la educación. Los departamentos locales pueden reforzar el trabajo de capacitación y aplicar el sistema de titularidad docente y promover el sistema de contratación de maestros de las zonas rurales, con el fin de asegurar la calidad educacional y la racionalidad de este tipo de maestros. Los maestros extraplantilla tienen en general tres o cinco años de antigüedad en la enseñanza. Según una investigación, todavía existen maestros extraplantilla con 20 años de antigüedad. Sus experiencias educacionales no son opacas a las de los graduados de la universidad pedagógica. Aunque se dedican a la educación durante más de 20 años, tienen condiciones de vida relativamente difíciles. Si estos maestros no enseñan, muchos de ellos van a ganarse la vida de otra manera. Los 20 años de servicio por lo menos deben garantizar una vida normal para sí mismo y para sus familiares. Sin embargo, muchos de ellos no gozan de la menor garantía de vida. Si son despedidos, ¿qué salida tienen?
Reubicar bien a los maestros extraplantilla y concederles un tratamiento como es debido son obligatorios. Estos maestros no tienen protección con respecto a estipulaciones explícitas de contrato y empezaron a trabajar con sólo una promesa de algún departamento. No obstante, estos maestros tienen una relación entre contratante y contratista de hecho, y los aportes que han realizado a la educación son hechos conocidos por todos, por lo que deben ser respetados y retribuidos por la sociedad en lo moral.
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Li Jianxin, maestro sustituto: sueña volver a la clase
Entre 1981 y 2005, Li Jianxin repetía día por día la vida simple y pobre. Al ser un maestro sustituto de la Escuela Esperanza Fuhe, en la aldea Luojiamo del cantón Huichuan, en el distrito Weiyuan, iba a la oficina de asuntos financieros de la escuela cada mes, para coger los 40 yuanes que el contador le daba. Era su salario, equivalente solamente al pico del de los maestros de plantilla. Fue uno de los 32.000 maestros sustitutos en las zonas rurales de la provincia de Gansu, quienes fueron considerados “los más pobres en el campo”. Representaban el 28,2% de todos los maestros en escuelas primarias rurales.
En 2005, el periódico Nanfang Zhoumo hizo un reportaje cerca de la vida pobre de los maestros sustitutos en Gansu, que despertó grandes repercusiones. Posteriormente el salario de Li Jianxin y sus compañeros fue elevado a 120 yuanes al mes. “Los días brillantes” terminaron al nacer la política de despedir a los maestros sustitutos, presentada por el Ministerio de Educación. El mismo día, la campaña de despedir a los maestros sustitutos fue divulgada en todo el país.
En septiembre de 2008, Li Jianxin recibió oficialmente la nota de “despedida”, y al mismo tiempo una recompensa de 800 yuanes. Fue la máxima cantidad de dinero recompensado a los maestros sustitutos quienes habían llevado más de 20 años enseñando. Li Jianxin no salió a trabajar como obrero de construcción o de reparación de aparatos eléctricos, como hacían la mayor parte de otros maestros despedidos. En su opinión, tanto la política de “despedida” como salir a trabajar, significan una humillación para ellos hombres educados.
Volvió a ser un campesino en el campo. Su familia tiene 12 mus de tierra, y en los 20 años pasados, fue su mujer quien se encargaba de ellas. Además de servir como comida para la familia, el resto de los cereales fue vendido por más de mil yuanes. Con el ingreso de Li Jianxi, la pareja selección y plantó el trigo, soja, patata, colza y angélica china. La cosecha les ganó unos 4 mil yuanes en 2009, la máxima cantidad hasta hoy día.
Sin embargo, Li Jianxin todavía quiere ser maestro, soñando volver a la tribuna de clase. En tiempos ordinarios, regresa a la escuela. A veces al pedir el auto que conduce hacia el distrito en el camino, se encuentra con sus alumnos. Está muy contento. Insiste en pagar, aun cuando sus alumnos no aceptan.
Antes de la Fiesta de la Primavera, los maestros despedidos que ahora trabajan afuera regresaban. Li Jianxin veía a algunos compañeros en la calle, los cuales ya no tienen diferencia de los campesinos comunes por el pesado trabajo físico, “Es inimaginable que ellos eran los 'ingenieros del espíritu'.”
A lo largo de 2009, el grupo de los maestros sustitutos despedidos era cada día mayor. Como Li Jianxin, la mayor parte de ellos gestiona su vida más dura con sus propias manos después de ser despedidos. Muchos optan por salir a trabajar, pero eso no le ganaría seguramente más dinero.
Una vez, Li Jianxin se encontró con un compañero de unos 40 años de edad, quien no tiene la fuerza física y la habilidad para salir a trabajar. No tuvo remedio que comprar un aparato para vender las palomitas en la calle. Cambió dos veces la vasija de gas, y costó unos 200 o 300 yuanes, pero resultó en vano. Aquel día, sólo ganó 5 yuanes. Al ver el pobre sudando, un peatón compró los crudos granos de maíz.
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Te necesitamos, aun cuando eres maestro despedido
Llega el día de equinoccio de primavera, los campesinos de la zona montañosa Daliangshan ha arado la tierra de cultivo seca por todo el invierno, esperando la lluvia primaveral. En Make de Mayizu, en el cantón de Jinyang perteneciente a la prefectura Liangshan de etnia Yi, en Xichang, provincia de Sichuan, todavía persiste un maestro sustituto despedido de etnia yi.
Make se encuentra a más de 3.000 metros sobre el nivel de mar, y es una típica aldea dependiente de las condiciones meteorológicas. No obstante, los aldeanos prestan suma atención a la educación de los niños.
En 1996, Jin Zhihei se graduó de la escuela secundaria y empezó a ser maestro en la escuela primaria pública de la aldea. Durante seis años, con sus excelentes éxitos de enseñanza, logró cuatro veces el premio especial otorgado por la oficina de educación del distrito. Después de enterarse de la política del país de que “se convertirá en maestro oficial del país si uno logra el premio especial de enseñanza por tres años consecutivos”, los aldeanos presentaron la solicitud a la oficina de educación del distrito voluntariamente. No obstante, después de tres meses, se vio frustrado su deseo.
Pero los aldeanos no abandonaron Jin Zhihei.
En aquel entonces, la calidad de enseñanza de la escuela primaria pública de la aldea no era buena. Por eso no había muchos estudiantes, y sobraban varias aulas. Los aldeanos pidieron préstamo un aula para Jin Zhihei, pero fueron rechazados.
No teniendo más remedio, un aldeano ofreció una choza de su propia casa como aula. Tras discusión, los aldeanos decidieron que los 16 niños con acceso difícil a la escuela pagaban 250 yuanes cada semestre de matrícula, los cuales serían entregados al maestro Jin como su salario. Jin Zhihei entendió la dificultad de los aldeanos y así que recibió la mitad de los gatos: 125 yuanes.
Para Jin Zhihei, descontando los gastos de libros, el resto de los gastos de enseñanza de los 16 niños es más que el que ganó cuando fue maestro sustituto. Anteriormente su sueldo de 70 yuanes por cada mes no cambió durante seis años.
En octubre de 2002, la “escuela primaria financiada por el pueblo” nació en la choza cuya superficie era menos de 30 metros cuadraros. En el verano de tres años atrás, Jin Zhihei y sus 16 alumnos de tercer año anduvieron en el camino montañoso por más de 4 horas para participar en el examen de la Escuela Minzu en el distrito. Al final, 14 alumnos aprobaron el examen.
El éxito del primer ciclo de tres años de enseñanza le brindó reputación al maestro Jin. Los aldeanos llevaron a sus hijos a su escuela. Incluso hay habitantes de otras aldeas que querían llevar a sus hijos al maestro Jin, aun cuando tenían que alojarse en la casa de sus parientes. El número de estudiantes ascendió a 56. En 2008, 28 de los 45 estudiantes que admitió la Escuela Minzu en todo el distrito fueron provenientes de la clase de Jin Zhihei.
A finales de 2008, al ver que el aula de choza no podía durar más, los aldeanos decidieron que cada familia entregara 10 tejas y 3 vigas. En la tierra de Jin Zhihei, los aldeanos construyeron un aula de unos 50 metros cuadrados durantes 15 días.
Es una escuela sin ondeante bandera de cinco estrellas, sin pañuelos rojos, sin campo de deporte, sin útiles de enseñanza, incluso sin nombre de la escuela. No obstante, aquí resuenan la voz ronca del maestro Jin y el sonido sonoro y enérgico de los niños.
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Hoja de respuesta de un maestro despedido respecto a su vida
Su juventud: Ideal, encomienda y arraigamiento
“No me faltaba oportunidad para retornar a la ciudad”, así pensaba con frecuencia el maestro extraplantilla Wang Jianlin, “el ser humano, tal como el árbol en la montaña, una vez puesta la raíz, no le queda otra alternativa que arraigarse más profundamente”.
De no trasladarse a esta aula nueva hace dos años, la Escuela de Changshan del Cantón Hanjiacha, distrito de Huining, provincia de Gansu, no pasa de ser un rústico punto de enseñanza formado por dos habitaciones de adobe y un baño de madera. Una cuerda y una bola constituían todo el recurso para el deporte. Cuando llovía, el agua de lodo pasaba los tobillos.
El maestro Wang tiene cutis algo negrita y un rostro flaco. La dolencia ocular le impedía ver con claridad el plan de enseñanza. Llevó 22 años trabajando como maestro extraplantilla y ha enseñado dos generaciones de sus alumnos.
En 1980, salió frustrado en el examen de admisión universitaria y se hizo un cargador en la Empresa Petroquímica de Lanzhou, una empresa estatal de gran envergadura. En invierno de 1987, su hermano mayor, un maestro extraplantilla en la tierra natal de la zona rural contrajo una enfermedad aguda, debido a la desnutrición y las dolencias de la pierna como consecuencia de la penuria. En su último aliento de vida, dejó un testamento: “Que enseñes bien a los niños de la aldea”.
Si Wang Jianlin regresó a la aldea para ser un maestro extraplantilla, no solamente recibiría un ingreso mensual que se reduciría de 90 a 40 yuanes, sino que probablemente tendría un destino similar al de su hermano mayor. Por eso, se quedó vacilante. Más tarde, un cuadro de la comisión de educación del cantón lo visitó para persuadirlo y su padre también le dijo que no debía posponer la enseñanza de los niños. Pasó toda la Fiesta de la Primavera en reflexión y finalmente decidió quedarse en la aldea. “Pensé que era correcto lo que había dicho mi padre. La ausencia de un maestro perjudicaría toda la vida de los niños”. Entonces se plantó vestido del uniforme color verde ante la tribuna hecha de adobe, y en el folleto de registro sigue siendo el nombre de su hermano mayor hasta la fecha.
Él y los niños: Cada niño es un sol mío
Las postrimerías de los años 80 del siglo pasado en que Wang Jianlin ofrecía su servicio fue el período en que se incrementó bruscamente el grupo de maestros extraplantilla en China. La promulgación de la ley de educación obligatoria espoleó el aumento vertiginoso del número de matrícula de los niños de edad escolar, como consecuencia, se destacó la carencia de fuerzas docentes. Los maestros extraplantilla servían de una paja de socorro para la educación de base y su número llegó hasta a 580 mil personas en el apogeo.
La Escuela Primaria de Changshan tenía cada año 600 yuanes de fondo educacional, aparte de comprar el carbón para la calefacción, era difícil añadir un papel y un lápiz con lo que restaba. Wang Jianlin hizo una regla de triángulo y un calculador con madera de desecho. Emitía algunas canciones y poesías de la dinastía Tang con un destartalado altoparlante.
Durante un período de 22 años ha enseñado a más de 400 alumnos, de los cuales 30 han sido universitarios. “Deseo que todos ellos sean buenas personas”.
En verano de 1997, Wang Jianlin contrajo una enfermedad ocular, que tenía una vista borrosa y le dolía al exponerse a la luz. Finalmente no tenía otra alternativa que tapar los ojos con una venta y dictaba clases recurriendo a la memoria. Un cuadro de la comisión de educación del cantón le solicitó 300 yuanes para los gastos de asistencia médica, que le ayudaron a recuperar parte de la vista, pero también le dejó un efecto negativo. “Me complazco con la iluminación en el corazón”, Wang Jianlin dijo sonriente, “cada niño es un sol mío”.
Wang enseña 20 alumnos de tres grados al mismo tiempo, que se trata de una enseñanza múltiple. Inventó un método de enseñanza “dinámica y estática conjuntas” sobre la base del método tradicional de enseñanza y publicó un exponente en algunas revistas educacionales.
Él y su familia: Entre leal y piedad filial
Durante los 22 años, el ingreso mensual de Wang Jianlin aumentó tan lentamente como un caracol de 40 yuanes a 200 yuanes, pero no solamente sustenta una familia de cinco integrantes, sino también a los dos hijos dejados por su hermano mayor. Su casa ubicada en la profundidad de la valle tiene una cortina de puerta hecha de tiras por el viento y los dibujos en las paredes se ven manchados. “Como un hombre, me siento muy avergonzado”. Wang se auto-reprocha por someter la familia en una vida muy dura. No actúa como otros maestros extraplantilla, que hacen otros trabajos además de dictar clases, por una parte la enfermedad ocular no le permite, por la otra, le parece una práctica que desacredita la dignidad de los cultos.
Los reportajes sobre los maestros extraplantilla del oeste publicados en 2005 y 2008 en la revista Nanfang Zhoumo (Fin de Semana del Sur) revelan que estos maestros son los más pobres en las aldeas. En algunas zonas fronterizas y remotas, unos maestros extraplantilla incluso pasan la vida con un ingreso de 40 yuanes mensuales durante varias décadas. La amplia critica del fenómeno de igual trabajo con desigual remuneración no ayuda a cambiar su destino de ser discriminados.
En agosto de 2007, la nueva Escuela Primaria de Changshan terminó con auspicio de personalidades de caridad. Se encuentra en la cima de la montaña en el extremo de la aldea. El día en que se inauguraban las clases, Wang Jianlin y sus alumnos corrían y perseguían mutuamente en el campo llano y limpio pisoneado y las risas, los vítores y la música se resonaban por todo el valle.
Él y ellos: Supervivientes o náufragos
Ahora estamos despedidos, tal como si quedemos sentenciados a pena capital. ¿Qué cosa mala hemos hecho? Wang Jianlin pregunta a sí mismo con frecuencia.
Al salir la política de despedida a los maestros extraplantilla, un cuadro de la comisión de educación del cantón solicitó opinión a Wang Jianlin, preguntándole si quería presentar una dimisión por iniciativa propia. Wang lo rechazó tajantemente y le contestó que podía seguir trabajando sin remuneración, “como un voluntario de la educación y no me quejaré hasta la muerte”.
En la aldea Xianglin a 10 kilómetros de la casa de Wang Jianlin vive su buen amigo Wang Yingbin, que trabaja de igual como maestro extraplantilla. Se conocieron en un foro sobre la enseñanza múltiple hace dos años y se hicieron íntimos amigos que se simpatizan uno del otro.
En el patio de la casa de Wang Yingbin está lleno de granos de maíz que dan al sol, pero no se nota ningún júbilo de la buena cosecha, pues su esposa padece de la esquizofrenia y pasa todo el día sentada en la cama. Para sustentar a la familia de cinco integrantes, Wang Yingbin debe ir al centro del cantón a trabajar después de las clases y revisar los deberes de casa de los alumnos en la noche.
En la charla mencionaron algunos maestros extraplantilla que presentaron solicitud de dimisión por iniciativa propia y se hicieron trabajadores en las ciudades, quienes reciben un ingreso diez veces superior el salario de la enseñanza. Wang Yingbin expresó que cuando se quedara sin remedio alguno, salir a trabajar puedría ser una salida. La charla se estancó en un silencio.
Al volver a casa, Wang Jianlin tuvo un talante muy pesado al revocar la anécdota de ser invitado a ir a Beijing.
Una organización de caridad invitó a varias decenas de maestros extraplantilla en las zonas rurales, incluido Wang Jianlin, para una capacitación concentrada en la capital con el fin de elevar la cualidad del contingente docente del oeste. En una reunión de intercambio, un abogado presente en calidad de invitado de honor, al enterarse de la presencia de maestros extraplantilla, preguntó sin reparar la sensibilidad a la parte patrocinadora: “¿Para qué sirve capacitarlos si pronto serán despedidos?” Esta pregunta desafió la dignidad de Wang Jianlin, quien privó el micrófono y respondió: “Puedes clasificar en diferentes clases a los maestros, pero son en pie de igualdad los niños, que necesitan la educación”. El deprimido Wang Jianlin llegó a la plaza Tian’anmen siguiendo a la corriente de gente, adivinando al retrato del presidente Mao, no podía contenerse las lágrimas.
http://spanish.china.org.cn/china/txt/2011-04/11/content_22328171.htm
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