No es una elección banal ni tampoco caprichosa. Es una opción hecha con todo el amor del mundo porque, aunque alguna excepción haya, los padres siempre desean lo mejor para sus hijos. Y lo mejor implica también el derecho de poder elegir el tipo de educación que quieren para ellos, simplemente, porque desde su perspectiva, la consideran la más adecuada.
Pública, privada, concertada, religiosa... En la Comunitat hay 185 colegios públicos y 385 concertados, según datos de Educación. Cada familia se inclinará por el que considera más acorde con sus valores y su manera de ver la vida, y porque así lo quieren transmitir a sus vástagos. Pero no todos tienen esa oportunidad. «Me duele el alma. Es el colegio al que he ido toda la vida y mi mayor ilusión era que mi única hija estudiara allí, pero se ha quedado sin plaza. Ya me dirás qué hacemos ahora porque la opción que nos dan es un colegio no religioso, y aunque me parece muy respetable, no es lo que a nosotros nos gustaría para ella».
La experiencia de esta familia, que se pregunta dónde ha quedado su derecho a la libre elección de centro para su hija, en este caso un concertado, no es única. Más bien, podría ser la de cualquier padre de los 4.410 niños valencianos que se han quedado sin la posibilidad de cursar sus estudios en un colegio de este tipo el próximo año.
Lograr una plaza no es tarea fácil porque el procedimiento ha acabado por convertirse en una lucha de titanes que cada año se lleva por delante la ilusión de muchísimas familias. Una vez se abre el proceso de matriculación, quienes desean inscribir a sus hijos de tres años en primero de Educación Infantil -ya sea en un centro público o uno concertado- deben presentar una solicitud con tres opciones de preferencia. La pasada semana, superada la primera fase de selección, la Conselleria de Educación informó que el 88,4% de los escolares que han participado por primera vez en el proceso de admisión han logrado plaza en el centro seleccionado en primera opción.
Pero según un sondeo de la asociación de Escuelas Católicas de la Comunitat (ESCACV) entre los 271 colegios que la integran, el total de solicitudes de matriculación recibidas en primera opción en primero de Infantil para el próximo curso suman 15.200. Y de ellas, un 30% -4.410- se han quedado fuera.
Tras esta primera criba, las familias que no han conseguido plaza en ninguna de las tres posibilidades que marcaron vuelven a elegir. Eso sí, ahora la elección se reduce tremendamente porque ¿dónde quedan plazas libres? En el caso de los concertados, los colegios que gozan de mayor tradición educativa -como El Pilar, Maristas, Esclavas, Escolapias o Dominicos, entre otros- cubren de sobra las plazas en la primera fase.
Y también los concertados ubicados en zonas de expansión demográfica, donde viven muchas parejas jóvenes con niños en edad de escolarizar. Es el caso de Malilla, por ejemplo, que cuenta con dos centros públicos y otros tantos concertados, y donde no ha quedado ni una sola vacante. Tampoco queda nada en el distrito de Jesús, ni en Algirós, ni en Ciutat Vella, ni en Extramurs. A los alumnos de esos barrios que no han logrado plaza en esa primera fase se les dará en otro centro, aunque obviamente ya no será de la preferencia de los padres y, al estar en otro barrio, implicará desplazamientos más largos.
También se produce «overbooking» en el caso de las zonas céntricas de la capital, como el Pla del Reial, donde la falta de suelo impide la ampliación de plazas. En este distrito conviven cinco públicos y cinco concertados -Escolapios, Esclavas, El Pilar, Pío XII y Guadalaviar- que concentran una fortísima demanda. Tras la primera fase, sólo han quedado once vacantes en el barrio. Las once en el colegio público San Fernando.
Para paliar esta situación, desde los colegios concertados se reclama, año tras año, medidas para adecuar la oferta insuficiente con la demanda cada vez más creciente, ya que, además, desde hace varios cursos las peticiones se han incrementado a causa del trasvase de alumnos que ya no pueden hacer frente al coste de un centro privado debido a la crisis.
Tanto desde ESCACV como en la Confederación de Centros de Enseñanza de Valencia (CECEVal) apuntaron al modelo seguido por la comunidad de Madrid como una salida al problema. «Allí la Administración cede suelo para la creación de centros concertados, que son los que se encargan de asumir la construcción con un coste cero para las arcas públicas, ya tocadas por la crítica situación económica», explica José Manuel Boquet, presidente de CECEVal. Gracias a este proceder, las familias madrileñas cuentan con 60 nuevos centros concertados en sólo tres años.
Otra de las posibilidades sería «ampliar la zonificación, tal y como ya se ha hecho en Alicante». Según Vicenta Rodríguez, presidenta de ESCACV, «al reducir las zonas se da a las familias más posibilidad de elegir, al quedar agrupados más centros en una sola área». Además, esta solución acabaría con incongruencias como que a quienes viven en calles limítrofes con otros distritos en muchos casos les corresponden colegios muy alejados del domicilio aunque a lo mejor a solo 200 metros tienen uno de otra zona.
Los privados
Además, señalan la posibilidad de permitir a los colegios ampliar líneas «porque hay centros que sí tienen espacio para crecer pero no lo pueden hacer si desde Conselleria no se les asegura el concierto».
La situación económica también ha afectado a los colegios privados, como reconoce Alejandro Monzonís, presidente en la Comunitat de la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada (ACADE). Esto ha provocado que se mantengan los precios para dar facilidad a los padres que optan por este tipo de educación y que desaparezcan las largas listas de espera.
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