Vuelvo aquí a uno de mis personajes favoritos, el filósofo chino Confucio. Se cree que vivió entre los años 551 y 479 antes de Cristo. Mientras algunas obras se le atribuyen a él, otras fueron recopiladas por sus discípulos. En uno de estos textos, Conversaciones familiares, hay un interesante diálogo acerca del aprendizaje: Confucio se sentó a descansar, e inmediatamente los alumnos se pusieron a hacerle preguntas. Aquel día, el maestro se encontraba con buena disposición, y resolvió responderles.
Usted consigue explicar todo lo que siente.
¿Por qué no le hace una visita al emperador y habla con él? El emperador también hace bellos discursos dijo Confucio. Y los bellos discursos son apenas una cuestión de técnica: no son obra de la virtud, necesariamente.
Entonces, envíele su libro de poemas.
Los 300 poemas que hay ahí escritos pueden resumirse en una sola frase: piensa correctamente.
Este es el secreto.
¿Qué es “pensar correctamente”? Es saber usar la mente y el corazón, la disciplina y la emoción. Cuando se desea una cosa, la vida nos guiará hasta allá, pero por caminos que no esperamos. A menudo nos dejamos confundir, porque estos caminos nos sorprenden, y entonces nos parece que estamos yendo en la dirección equivocada. Fue por eso por lo que yo dije: déjate llevar por la emoción, pero sé disciplinado para poder seguir adelante.
¿Usted hace eso? A los 15 años, empecé a aprender. A los 30, pasé a estar seguro de lo que quería. A los 40, las dudas regresaron. A los 50 años, descubrí que el Cielo tiene un proyecto para mí y para todos los hombres que hay sobre la faz de la Tierra. A los 60, comprendí este proyecto y encontré la tranquilidad necesaria para seguirlo. Ahora, a los 70 años, soy capaz de escuchar a mi corazón, sin que este me haga salirme del camino.
Entonces, ¿qué es lo que lo hace a usted diferente del resto de los hombres que también aceptan la voluntad del Cielo? Yo intento compartirla con vosotros. Y quien consigue discutir una verdad antigua con una generación nueva, debe hacer uso de su capacidad de enseñar. Esta es mi única cualidad: ser un buen profesor.
¿Qué significa ser un buen profesor? Buen profesor es el que examina todo lo que enseña. Las ideas antiguas no pueden esclavizar al hombre, porque con el tiempo deben adaptarse y adoptar nuevas formas. Por lo tanto, aprovechemos la riqueza filosófica del pasado, sin olvidar los desafíos que el mundo presente nos propone.
¿Y cómo es un buen alumno? Es aquel que escucha lo que yo le digo, adaptando mis enseñanzas a su vida, pero sin seguirlas nunca al pie de la letra. Es aquel que no busca un empleo, sino un trabajo que lo dignifique. Y por último, es aquel que no persigue ser notado, sino realizar algo notable.
Paolo Coelho
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