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viernes, 6 de abril de 2012

ALIMENTACIÓN PARA LA CONDUCTAS.ESTADOS DE ÁNIMO Y APRENDIZAJE

ALIMENTACIÓN PARA LAS CONDUCTAS, ESTADOS DE ÁNIMO Y APRENDIZAJE
por el consultor pedagógico del Colegio Balder
Planteamiento General
La sabiduría popular afirma que somos lo que comemos. Podríamos hacer extensiva esta afirmación a nuestro funcionamiento intelectual, pues todos los alimentos contienen elementos químicos, cuyos efectos, por ser tan sutiles, frecuentemente no se atienden en su terreno causal. Nuestro cerebro es extremadamente vulnerable ante cualquier reacción química originada por el "combustible" que digerimos.
Los educadores y padres de familia deben tener una información básica sobre la influencia de la alimentación en la conducta y en el aprendizaje para atender integralmente a los niños y adolescentes y no sólo pretender desaparecer los efectos dejando las causas inalteradas.
Este artículo es una orientación general que no descarta la intervención profesional de un médico o nutriólogo para casos específicos. Tampoco quiero decir que todos los problemas podrán resolverse sólo con los cambios en la alimentación, pues necesitamos entender al ser humano como un sistema que requiere de atención integral para que los resultados sean completos. Sin embargo los cambios conductuales y de aprendizaje deben empezar por el factor corporal, como base para las otras intervenciones educativas.
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ALIMENTO Y FUNCIONAMIENTO CEREBRAL
El cerebro es un órgano muy sensible que controla las emociones, el pensamiento, la percepción, los estados de ánimo, y la conducta; depende de los suplementos de energía y factores nutricionales aportados a través de la sangre.
El cerebro tiene una barrera protectora  que transporta selectivamente nutrientes y sustancias que son adecuadas para su funcionamiento. Si los nutrientes son inadecuados, ocasiona desequilibrios neuroquímicos, que provocan alteraciones en el pensamiento, percepción, emociones, o conductas.
Algunas personas son especialmente sensibles ante determinados alimentos, inhalantes o productos químicos que inducen reacciones alérgicas. Aunque parezca increíble, algunos alimentos comunes pueden provocar respuestas muy variadas; por ejemplo: el trigo puede inducir reacciones hiperactivas; el huevo, hostilidad; la leche, confusión de pensamiento; y la naranja, cansancio. Es un imperativo identificar la posible intolerancia o alergia de las personas ante determinados alimentos o sustancias.
En el cerebro, los mensajes (pequeños bloques de información) son pasados de una célula a  otra por medio de impulsos eléctricos y químicos. Los medios químicos son llamados neurotrasmisores.  Hace poco más de diez años, se descubrió que tres de los neurotrasmisores químicos son elaborados por el cerebro a partir del alimento que consumimos. Estos tres neurotrasmisores químicos son: la dopamina, la norepinefrina, y la serotonina.
Debido a su estructura molecular, las dos primeras son catalogadas como catecolaminas (la adrenalina es otro ejemplo de catecolamina). La serotonina, el tercer neurostrasmisor que sintetiza el cerebro a partir del alimento, entra en la categoría de las indoleaminas.
La dopamina y  la norepinefrina son los elementos químicos  que propician el estado de alerta.  Cuando estas substancias están presente en el cerebro se advierten cambios en las conductas y en el estado de ánimo; las personas manifiestan tendencia para pensar más ágilmente, reaccionan más rápidamente ante los estímulos, sienten mayor atención, motivación y energía mental; los problemas, aun cuando sean grandes, parecen solucionables, y cualquier situación parece manejable.
La serotonina es la substancia química que propicia  la calma.  Cuando el cerebro está empleando activamente la serotonina, los sentimientos de tensión disminuyen y se incrementa la habilidad de concentración; la serotonina, también, retarda las reacciones y puede ocasionar somnolencia y pasividad.
El cerebro sintetiza la dopamina, la norepinefrina, y la serotonina a partir de los aminoácidos: substancias químicas que contienen nitrógeno y que originan las proteínas; éstas, a su vez, son uno de los nutrientes básicos de las células, y son proporcionados por los alimentos de origen animal, legumbres, granos y semillas.
Los dos aminoácidos que más importan para la comprensión de este tema son :
* la tirosina: principal ingrediente en los neurotrasmisores dopamina y norepinefrina.
* El triptofán: aminoácido del que se elabora el neurotrasmisor serotonina.
Dado que los alimentos proteínicos contienen ambos aminoácidos (tirosina y triptofán), mientras más consumamos tal alimentación más tendremos disponibles estos dos aminoácidos.
Sin embargo la asimilación de cada uno y los consecuentes efectos dependen de un mecanismo que  los rige.
Siempre que consumimos proteínas, llega tirosina al cerebro y, por lo tanto, disponemos de dopamina y norepinefrina, que provocan el estado de alerta y energización del cerebro.
En cambio, no sucede lo mismo con el triptofán.  En los años 70 el psicólogo John Fernstrom y el neurólogo Richard Wurtman (Massachusetts Institute of Technology) descubrieron  que los aminoácidos penetran al cerebro por un camino común: una estructura especial en la membrana que rodea al cerebro; pero, dado que el espacio en el camino de entrada es limitado, no todos los aminoácidos pueden introducirse al mismo tiempo. El triptofán es el que menos posibilidades tiene de entrar al cerebro ante la acometida de los otros aminoácidos. Por esta razón, si consumimos alimentos llenos de proteínas, no necesariamente dispondremos de mayor cantidad de triptofán. Al mismo tiempo Fernstrom y Wurtman descubrieron que el consumo de carbohidratos solos sí incrementaba la presencia de triptofán en el cerebro.
Los carbohidratos, ingeridos en la forma de azúcar, jamón o alimentos con almidón ( pan, pasta) activan la secreción de insulina desde el pancreas. La insulina, naturalmente ayuda a regular la cantidad de azúcar en la sangre. Sin embargo, otra función importante es la de asentar en la sangre los aminoácidos del alimento digerido para su encuentro con las células.Â
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SELECCION DE ALIMENTOS
No todos los alimentos con proteínas o carbohidratos proporcionan los mismos resultados deseables; algunos son mejores que otros. Lo aconsejable es consumir alimentos que pueden encontrarse en su forma más pura.
Aunque todas las proteínas son hechas de aminoácidos, la naturaleza difícilmente estructura alimentos que contienen grandes cargas de aminoácidos en forma bioquímicamente pura. Por ejemplo, la clara del huevo es quizá la forma más pura de alimento proteínico que existe, pues está hecha casi completamente de aminoácidos y no contiene grasa ni carbohidratos; pero la yema del huevo está compuesta sobre todo de grasa. ¿Esto quiere decir que es necesario consumir grandes cantidades de clara de huevo para que nuestra mente esté alerta y energética?
No... afortunadamente. Pero es importante seleccionar alimentos proteínicos que contengan  poca grasa y/o carbohidratos cuando deseamos  tener una mente alerta, energética y motivada.
Lista A. Â Son los mejores, porque contienen muy poca grasa y casi no tienen carbohidratos:  Â
Mariscos
Pescado
Pollo (sin pellejo, que tiene mucha grasa)
Ternera
Carne de res sin grasa
Lista B. Son los productos lácteos con poca grasa, y los vegetales. Aunque las proteínas de origen vegetal frecuentemente tienen mucho carbohidrato, contienen suficiente tirosina como para incitar la producción de los productos químicos que propician estado de alerta. Los alimentos que se enlistan son igualmente aconsejables:
Requesón con poca grasa
Lecha con poca grasa
Yogurt con poca grasa
Fruta seca
Lentejas
Soya y sus derivados.
Lista C. Â Los siguientes alimentos tienen mucha proteína pero también tienen altos niveles de grasa; y dado que ésta tiende a retardar su ritmo de absorción en el sistema, no pueden esperarse resultados rápidos. Tales alimentos exigen que se oriente mayor cantidad de sangre al estómago e intestinos que al cerebro. Los procesos mentales se hacen lentos, la mente seentorpece y da como resultado un pensamiento confuso o un estado de letargo. Por lo tanto, aunque la grasa no afecta al cerebro de la misma manera que las proteínas y los carbohidratos, que inducen cambios químicos, sí influye en la mente, el estado de ánimo, y en la actuación intelectual -y siempre en forma negativa.
La grasa también añade calorías, lo cual influye en el aumento del peso. Se sugiere que NO incluyamos los alimentos enlistados abajo, si queremos incrementar la energía mental, pues la mayoría de ellos logran lo contrario:
Carne de res (a menos que carezca de grasa)
Cordero
Puerco y sus derivados (tocino, chicharrón)
Organos interiores (hígado, lengua, menudo, etc.)
Quesos enteros
Lecha entera
Yogurt entero
CARBOHIDRATOS
Los alimentos generalmente catalogados como carbohidratos son de dos tipos:  azúcares, llamados también carbohidratos simples,  y  los almidones , conocidos técnicamente como carbohidratos compuestos.  Los adjetivos simple  y compuesto  describen su estructura molecular. Los azúcares, en otras palabras, están hechos de moléculas menos complejas que los almidones.
El carbohidrato más efectivo para allegar al cerebro mayor cantidad de serotonina es el que, probablemente, sólo se pude obtener por prescripción médica y se aporta por inyección intravenosa: la glucosa.
La glucosa es un azúcar (otras son: sucrosa, fructosa, y lactosa), que, según los científicos, es la única  azúcar capaz de causar un inmediato incremento en la cantidad de insulina aportada por el páncreas. Conviene recordar que la insulina es crucial en el proceso por el cual el triptofán logra tener acceso al cerebro y estimular la producción de serotonina. El triptofán atenúa la trasmisión eléctrica entre las neuronas, y puede inducir al sueño; por esta razón, la atención puede ser afectada después de un fuerte consumo de carbohidratos.
El cerebro consume dos terceras partes de la glucosa que tenemos en el cuerpo, y es altamente dependiente de la sangre para el abastecimiento de este combustible; de hecho, la glucosa genera los 20 o 25 watts de electricidad necesaria para conducir los impulsos eléctricos cerebrales. Al mismo tiempo, el cerebro casi no tiene lugar para almacenar glucosa y, cuando ésta le hace falta, tiene que solicitarla al hígado, el cual, además, almacena el azúcar sobrante. El balance de azúcar en la sangre es muy importante para el adecuado funcionamiento cerebral y emocional. Si desequilibramos el delicado mecanismo que regula el azúcar podemos afectar negativamente el funcionamiento corporal, ocasionando letargo o excitabilidad, según falte o exceda.Â
Algunas sustancias ocasionan que el hígado descargue glucosa en el torrente sanguíneo en forma muy intensa. Entre ellas figura el café, el alcohol y el tabaco.
El consumo de glucosa pura es prácticamente imposible, pero la mayoría de los carbohidratos -simples y compuestos- tienen suficiente glucosa en su estructura para activar la respuesta alimento-mente-estado de ánimo.
Dulces. El azúcar refinada tiene una cualidad adictiva: "mientras más comas, más desearás". Dado que la característica más distintiva de las alergias cerebrales es la búsqueda ansiosa de la sustancia ante la que es alérgica la víctima, no es extraño que encontremos frecuentemente alergias ante el azúcar refinada. Esto sucede porque el cuerpo constantemente trata de alcanzar la homeostasis (estabilidad interna): cuado el cuerpo es bombardeado por algo que no puede manejar, responde con una adaptación a tal elemento (inclusive con una dependencia).
La estabilidad en el nivel de azúcar en la sangre es tan importante que el cuerpo posee un intrincado sistema para mantenerla. El proceso protector empieza con el sistema endocrino; si éste es requerido exageradamente no funciona adecuadamente. El páncreas es el principal factor de equilibrio de azúcar; cuando una persona cosume carbohidratos refinados provoca una repentina y repetida elevación del azúcar; esta situación ocasiona que el páncrear la sobrecompense con abastecimiento de insulina. Si este proceso de desequilibrio-equilibrio  es constante, ocasiona falta de armonía en todo el organismo, incluyendo en el cerebro, que es dependiente del nivel estable de glucosa; lo mismo sucede con otras glándulas endocrinas  ( sobre todo, las suprarrenales, el timo, la tiroides, la pituitaria y el hígado).
Yaryura-Tobias ha demostrado que el desequilibrio en el nivel de azúcar en la sangre (sobre todo ocasionado por la sobrecarga de carbohidratos refinados y por alimentos alergénicos) tiene un efecto devastador en los neurotrasmisores que controlan el sueño, los estados de ánimo, la motivación, y el aprendizaje; es factible encontrar hiperactividad o conductas violentas.
La cafeína (contenida en el café, refrescos de cola, chocolate) ocasiona algo más que los carbohidratos refinados : provoca pánico en las glándulas suprarrenales; puede producir palpitaciones, temblores, depresión, ansiedad, nerviosismo, e insomnio.
El círculo vicioso de sube-baja en el nivel de azúcar en la sangre, perpetrado por el consumo combinado de azúcar y cafeína es difícil de romper, por el alto contenido adictivo.
El desayuno es la comida más importante del día, porque establece el nivel de azucar de la sangre para todo el día: un desayuno rico en nutrientes, carente de alimentos alergénicos asegura, en gran parte, una buena jornada.
El azúcar de mesa (sucrosa), químicamente hablando, es parte glucosa y parte fructosa; es el dulcificante principal en las golosinas. También es el principal componente de la miel. De esta manera, casi toda la comida dulce, sobre todo, está hecha de grandes cantidades de azúcar, e inicia el complicado proceso que termina en que el cerebro produce más serotonina. La lista que continúa parece un compendio de la anti-dieta.
Dulces
Galletas
Pasteles
Helados
Mermeladas, gelatinas, y preservadores
Jarabes
Refrescos  
La fruta no activará la respuesta alimento-mente-estado de ánimo. El sabor dulce de las frutas y jugos naturales se debe a su alto contenido de fructosa, que es mucho más dulce que la sucrosa. Pero, aunque la fructosa es convertida, eventualmente en glucosa por el cuerpo, el proceso es tan lento y gradual que la fruta es prácticamente incapaz de promover la producción de serotonina. La fruta, por supuesto, es necesaria para el ser humano, pero no para lograr menor tensión o mayor atención.
Almidones. Â Los productos elaborados a partir de trigo, maíz, y otros tipos de harina, así como los vegetales, comúnmente catalogados como "almidonados" (por ejemplo, la papa), están químicamente compuestos de grandes cadenas de moléculas de glucosa. Cuando entran a la sangre después de la digestión, la glucosa de tales alimentos activa la secreción de insulina, permitiendo que el triptofán llegue al cerebro y, por lo tanto, estimule la producción de serotonina. El consumo de cualquiera de los siguientes granos y almidones nos ayudará a lograr un estado mental más tranquilo y más atento:
Pan
Pasta
Papas
Arroz
Maíz (incluyendo las tortillas)
Cebada
Avena y otros cereales. (Sin embargo, si añadimos leche a los cereales, introducimos proteína, lo cual inhibirá la producción de serotonina.)
Los vegetales verdes y de color brillante son "neutrales" en la relación alimento-mente-estado de ánimo. La lechuga, espinacas, broccoli, zanahorias, betabel, y otros vegetales ricos en vitaminas y con pocas calorías son parte de una dieta bien balanceada, sin embargo no aportan carbohidratos en cantidades suficientes para activar la producción de serotonina en el cerebro; en este sentido es mejor una papa que un plato de espinacas.
El factor grasa. Â Es conveniente evitar la mantequilla, la mayonesa, la comida frita, los quesos enteros, las cremas y las salsas. Existen muchas razones para evitar al máximo tales alimentos: la grasa se asocia con enfermedades mortales, tales como infartos y ciertos tipos de cáncer. Además, naturalmente, la grasa tiene más calorías (más del doble) que la comida con proteínas y carbohidratos. Pero lo más importante desde el punto de vista alimento-mente-estado de ánimo: la grasa requiere de más tiempo para ser  digerida que otros alimentos, lo cual afecta negativamente nuestras reacciones mentales y emocionales.
¿Cuánta proteína?   ¿Cuántos carbohidratos son demasiados?
Según los experimentos realizados por nutriólogos del Massachusetts Institute of Technology, para la mayoría de la gente, tres o cuatro onzas de proteína en los alimentos lleva suficiente tirosina al cerebro para estimular la producción de dopamina y norepinefrina, los elementos químicos que mantienen a la mente alerta y pronta para intervenir acertadamente ante los retos que enfrenta.
Una onza u onza y media de alimentos con carbohidratos (azúcar o almidón) permitirá que suficiente triptofán entre al cerebro para activar la producción de serotonina, el elemento químico que tranquiliza, incrementa el poder de concentración y nos libera de los sentimientos de ansiedad y frustración. Sólo las personas que tienen 20% o más de su peso ideal y las mujeres en los días anteriores a su menstruación pueden requerir de mayor cantidad de carbohidratos. Para tales personas dos o dos y media onzas de carbohidratos son los aconsejables.
Si tan pequeñas cantidades son las adecuadas, ¿qué pasaría si incrementamos el consumo de proteína o carbohidratos? ¿Mejoraría el resultado? La respuesta es: no.  Los mecanismos cerebrales están tan perfectamente balanceados que un pequeño cambio químico logrará una diferencia notable en la forma que que pensamos, sentimos y actuamos.
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ALIMENTACION PARA UNA MEJOR MEMORIA
Frecuentemente consideramos que la memoria se forma por generación espontánea, sin embargo, es el resultado de muchos factores que coinciden para lograr un mejor funcionamiento de este grupo de habilidades llamado: memoria. Uno de estos elementos se ubica en el área de la alimentación.
Cuando se empezó a estudiar casos severos de pérdida de memoria, sobre todo en el llamado "mal de Alzheimer", la atención de los investigadores se orientó al efecto de una sustancia llamada colina   (Cfr. Nutrition and the brain, Raven Press, 1977). Sus efectos se advierten, sobre todo, en dos  aspectos: aparentemente incrementa el ritmo del metabolismo en el cerebro, pues la colina es la sustancia de la cual el cerebro elabora la acetilcolina, un neurotrasmisor involucrado en la función de la memoria; también se considera que ayuda a mantener la integridad estructural de las sinapsis, que son los puntos de comunicación entre las células cerebrales. Los niveles de colina suelen descender con la edad, sobre todo en las personas con tendencia a adquirir el mal de Alzheimer, una de las formas más comunes de senilidad.  Sin embargo, también los jóvenes pueden verse afectados por los efectos de bajos niveles de colina, lo cual repercute en un mal funcionamiento de la memoria.
El Dr. Wurtman considera que la colina o la lecitina puede mejorar la memoria entre la gente joven con funciones memorísticas relativamente deficientes.  Igualmente, el Dr. Sheldon Saul Hendler sugiere que la lecitina es un nutriente que juega papeles muy importantes en muchas funciones intelectuales, sobre todo en la memoria, por lo que recomienda incluir en la dieta común alimentos ricos en este ingrediente, como son: calabaza, coliflor, huevo (sólo teniendo cuidado con el colesterol), hígado de res, pescado.
Parte de la colina es sintetizada por el hígado, pero la mayor parte es aportada por los alimentos que digerimos. En algunas ocasiones el nutriólogo puede sugerir el consumo de suplementos de lecitina para incrementar la colina.
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INFLUENCIA DE LAS VITAMINAS Y MINERALES EN EL FUNCIONAMIENTO INTELECTUAL
Aun cuando se desconoce la mejor mezcla de nutrientes para el cerebro, plantearemos las últimas informaciones prácticas sobre la relación entre la alimentación y el cerebro.
Las vitaminas
La Vitamina B
La vitamina B trabaja en el cuerpo para ayudar a convertir las proteínas, carbohidratos, y grasas en "combustible" vital, y en el cerebro para ayudar a sintetizar los elementos químicos que controlan los estados de ánimo. Esta es una de las razones por lo que la deficiencia en vitamina B frecuentemente se manifiesta en debilidad muscular extrema y en problemas psiquiátricos que van desde la irritabildad hasta la psicosis. Afortunadamente, los casos severos son raros, pero aun la deficiencia marginal puede ocasionar tristeza y ligera depresión. 

La vitamina B1 o tiamina Â es vital para el adecuado funcionamiento del sistema nervioso, el metabolismo de las grasas, carbohidratos, y proteínas, así como para para producción de enzimas y jugos gástricos. La tiamina es esencial para el crecimiento, la atención mental, la asimilación de carbohidratos (cambio de carbohidratos a glucosa), mantenimiento del tono muscular, estaminas, funcionamiento de los nervios y cerebro, formación de la acetilcolina, conversión de la glucosa en energía o grasa, y para la elaboración del ácido hidroclórico.
La tiamina también está íntimamente relacionada con el proceso de oxidación (combustión de la glucosa) que sucede en cada célula para el abastecimiento de energía. Como todas la vitaminas B, la tiamina es soluble en el agua y no puede ser almacenada en el cuerpo, por lo que debe ser  consumida frecuentemente.
La deficiencia marginal de tiamina  (vitamina B1) puede  ocasionar un sentimiento de laxitud (debilidad muscular), pérdida de apetito, fatiga, estreñimiento,insomnio, dolores de cabeza, sensibilidad al ruido, náusea por movimiento (mareos en el aire o mar). Los síntomas mentales incluyen: apatía, confusión, pérdida de memoria, irritabilidad, inhabilidad para concentrarse, depresión, inestabilidad mental, hostilidad.
Las principales fuentes de Tiamina son: levadura, germen de trigo, arroz, semillas, nueces, soya, productos lácteos, papas, betabel, vegetales de hoja verde, champiñones, melaza.
La Vitamina B2 o Riboflavina Â es esencial para el crecimiento normal; para la salud de los ojos, piel, uñas y piel;  para el metabolismo de los ácidos grasos, aminoácidos y glucosa; para la respiración de las células; y para la formación de acticuerpos.
Los síntomas de deficiencia incluyen: desórdenes digestivos, insomnio, mareos, dolor de lengua, piel grasosa, torpeza mental, visión borrosa, ojos enrojecidos, sensibilidad a la luz, fatiga ocular, mal funcionamiento del hígado.
Las principales fuentes de riboflavina son: levadura, germen de trigo, productos lácteos, almendras, aguacate, semillas de girasol, vegetales de hoja verde, huevo.
La vitamina B3 o niacina  es necesaria para la estabilización de los niveles de azúcar en la sangre; para el metabolismo cerebral; el mantenimiento de la piel, del sistema nervioso y digestivo. La niacina incrementa el oxígeno en la sangre.
La insuficiencia de niacina  (vitamina B3) puede ocasionar fatiga, molestias digestivas, dolores de cabeza recurrentes, náusea, insomnio, debilidad muscular, depresión, irritabilidad, nerviosismo, desorientación, aprehensión, confusión, hiperactividad, hostilidad, hipersensibilidad en el olfato y gusto; torpeza mental, extrema sensibildad ante la luz, y pérdida de memoria de hechos recientes (Anderson-Johnston).Cuando la deficiencia de esta vitamina es severa ocasiona la pelagra.
Las principales fuentes de niacina son: la carne, el pollo, el atún, el germen de trigo, semillas de girasol, levadura, y el mero.
La Vitamina B6 o Piridoxina es uno de los nutrientes más necesarios; trabaja íntimamente con el magnesio y el zinc para realizar muchas funciones. La piridoxina activa al sistema enzimático; ayuda en la síntesis de los ácidos nucleicos; es vital para el funcionamiento normal del cerebro y del sstema nervioso; es esencial para la absorción, síntesis y metabolismo de las proteínas; regula los flúidos corporales y es necesaria para la producción de anticuerpos y hormonas (adrenalina, insulina). La piridoxina, además, tiene un efecto antihistamínico (junto con la vitamina C, el ácido pantoténico y la vitamina E), y, de este modo, es útil para el sistema inmunológico. Esta vitamina, en varios casos, ha probado su utilidad en deficiencias de lenguaje y de caminar. La piridoxina es esencial para el metabobolismo de las grasas y de los carbohidratos; también es necesaria para que el hígado convierta el glicógeno (glucosa almacenada) en energía.
No es común encontrar en las personas la insuficiencia en la vitamina B6 ; sin embargo las causas más comunes de esta deficiencia son: a) requerimientos más elevados al promedio  de piridoxina ( por infecciones o enfermedades crónicas); b) por la interacción con ciertos medicamentos (hidrazina, algunos colorantes artificiales como la tetraxina, las pastillas anticonceptivas, y los PCB que son sustancias químicas tóxicas).
La vitamina B6 se involucra en la producción de dos neurotrasmisores químicos en el cerebro: la dopamina y la serotonina. Se encuentra en grandes cantidades en: carne, pescado (sobre todo el salmón y el atún), cereales, sandía,  frijol, levadura, nueces y cacahuates, semillas de girasol, y plátanos; sin embargo el 20 o 30 % puede perderse en la cocción.
La falta de vitamina B6 ha sido asociada con la depresión, la hiperactividad,  letargo, inhabilidad para concentrarse, deficiencias visuales y auditivas, enuresis, el autismo y la esquizofrenia. Cuando los investigadores franceses proporcionaron suplementos de vitamina B6  y magnesio a niños autistas advirtieron enormes mejorías: mayor interés en las personas y acontecimientos, incremento en las habilidades de comunicación, y mejores patrones en el sueño y en el alimento.

La Vitamina B12 o Cianocobalamina es una vitamina químicamente muy compleja que contiene cobalto. Su asimiliación en el cuerpo es difícil, pues requiere de la presencia de una secreción (factor íntrinseco) dentro del mismo cuerpo para que sea asimilada en el intestino delgado. El calcio contribuye a la absorción de esta vitamina.
La vitamina B12 es necesaria para la producción de RNA y DNA; ayuda a mantener la mielina alrededor de las neuronas; ofrece resistencia a las infecciones; es necesaria para la producción y regeneración de las células rojas de la sangre (previene la anemia); promueve el crecimiento; y está involucrada en muchos procesos metabólicos y enzimáticos.
Las deficiencias de la vitamina B12 han sido asociadas con muchos efectos mentales: psicosis, severa pérdida de memoria y confusión. La deficiencia severa puede ocasionar que el cerebro y la médula espinal degeneren. Igualmente influye en que el cerebro procese menos glucosa y sintetice menor cantidad de acetilcolina. Algunos elementos pueden entorpecer la asimilación de la vitamina B12 : el mercurio, los metales pesados y algunos solventes. Muchos de estos elementos están presentes en la contaminación ambiental. Muchos casos de anemia también se deben a la deficiencia de esta vitamina, pues el cuerpo no produce suficientes ácidos digestivos. Otros efectos de la deficiencia de esta vitamina son: escaso apetito; crecimiento retardado;  fatiga; depresión; olor corporal desagradable; hipersensibilidad al ruido y a la luz; agitación severa; disminución de reflejos; dificultades para hablar y caminar; deficiencia en el metabolismo de carbohidratos.
Algunos medicamentos pueden entorpecer la asimilación de esta vitamina, como son: Aldomet, la neomicina y el ácido para-aminosalicílico. Las personas que no consumen carne, pescado o productos lácteos también corren el riesgo de no aprovechar los beneficios de esta vitamina, pues no se encuentra presente en los alimentos vegetales. El Dr. Sheldon Saul Hendler recomienda que los vegetarianos rigurosos estén alertas ante los signos de deficiencia severa de vitamina B12, que pueden advertir en desórdenes nerviosos, tales como debilidad en los miembros.
Las principales fuentes de esta vitamina son: el hígado de res, la carne, los productos lácteos, el huevo, la levadura, las sardinas, los ostiones, los cangrejos, el salmón y la trucha.
El ácido fólico es parte del complejo vitamínico B, que es necesario para la formación de las células rojas de la sangre; producción de RNA y DNA; producción de anticuerpos; adecuado funcionamiento del hígado; adecuado funcionamiento del sistema inmunológico; utilización de la glucosa y de los aminoácidos. El ácido fólico incrementa el apetito y es crucial para el bienestar emocional y mental.
El ácido fólico  se encuentra , sobre todo, en las verduras; sus efectos saludables se pierden cuando se cocinan a altas temperaturas: si son cocinados durante 10 minutos a una temperatura de 110°C a 120°, pierden hasta el 65% de su valor nutricional.  Juntamente con la vitamina B12 ayudan a la producción de acetilcolina en el cerebro.
Algunos medicamentos inhiben la absorción de esta vitamina: Aldomet, Bactrim, neomicina, isoniazidos, metotrexatos, Dilantin, Diácidos, y Premarin.
Los efectos de la deficiencia de ácido fólico son: fatiga, mareos, respiración entrecortada, irritabilidad, olvido, torpeza mental, depresión, nerviosismo.
Las principales fuentes de ácido fólico son: hígado, levadura, germen de trigo, yema del huevo, vegetales de hoja verde, espárragos, champiñones, nueces, lentejas, habas, cacahuates.
El ácido pantoténico es vital para el adecuado funcionamiento de las glándulas suprarrenales; es necesario para la síntesis de los lípidos (grasas); estimula la movilidad intestinal; ayuda a construir anticuerpos; previene la fatiga; y es crucial para ayudar al cuerpo a enfrentar la tensión.
El ácido pantoténico está presente en la producción del neurotrasmisor llamado acetilcolina (muy importante para la memoria y la concentración); ayuda contra las reacciones alérgicas; la conversión de la glucosa y de la grasa en energía es una de las funciones más importantes.
Los síntomas de su deficiencia son: pérdida de apetito, insomnio, irritabilidad, depresión, mareos, fatiga, molestias gastrointestinales, debilidad muscular, crecimiento retardado, deficiente formación de anticuerpos; si es deficiente la producción de adrenalina puede hacer descender el nival de azucar en la sangre y propiciar alergias.
Las principales fuentes de ácido pantoténico son: levadura, hígado, yema de huevo, melaza, germen de trigo, frijol, cacahuates, semillas de girasol, ajonjolí.
Vitamina C
El cuerpo tiene muchas formas de emplear la vitamina C (ácido ascórbico). En el cerebro juega un papel importante en la conversión de la dopamina a la norepinefrina (dos de los neurotrasmisores más importantes). La vitamina C es uno de los ingredientes que forman parte del instinto de sobrevivencia: la hormona llamada adrenalina y el neurotrasmisor llamado norepinefrina; ambos estimulan la respuesta de "lucha o corre" ante un peligro; el ácido ascórbico protege al cuerpo del envenenamiento que producen los metales pesados (mercurio, plomo, cadmio y cobre).
La vitamina C también ayuda al cuerpo para asimilar otra vitamina particularmente importante al cerebro: el hierro..
Los síntomas más comunes de la deficiencia de vitamina C son: frecuentes sangrados de la nariz, confusión, alergias, recuperación lenta, escasa resistencia a las infecciones, insuficiencias glandulares, problemas digestivos, depresión, desórdenes mentales.
Las principales fuentes de abastecimiento son: la mayoría de las frutas y vegetales frescos (en especial los cítricos, las fresas, el broccoli, las manzanas, las cerezas, los pérsimos, la col.
Vitamina  E
Es necesaria para la formación del núcleo de las célula (además del RNA y DNA); es esencial para la utilización del oxígeno en la célula; interviene en el adecuado enfoque de los ojos.
Una investigación dirigida en la Universidad de Helsinki por el Dr. Matti Tolonen ha comprobado que esta vitamina y otro antioxidante: el selenio, ayudan a las personas a mejorar emocional y mentalmente. Los efectos se advierten en el tratamiento de la depresión, ansiedad, hostilidad y cansancio; al mismo tiempo las personas pueden incrementar su capacidad de atención, apertura al cambio, interés por su medio ambiente y autoestima.
Las principales fuentes de abastecimiento son: el aceite de germen de trigo, cacahuates, arroz, avena, espinacas, broccoli, espárragos, soya.
LOS MINERALES
Obtenemos los minerales de fuentes orgánicas e inorgánicas, y constituyen el 4 o 5% de nuestro peso. Son esenciales para el adecuado funcionamiento mental y físico, dado que participan en casi todos los procesos corporales.
Los minerales requeridos en grandes cantidades por el cuerpo se llaman macrominerales  (calcio, fósforo, magnesio, potasio, sodio, cloro, y azufre); los que se necesitan en pequeñas cantidades, pero no menos importantes, son los microelementos  (zinc, manganeso, hierro, cromo, selenio, silicón, yodo, litio, fluor, molibdeno, cobre, cobalto, y otros cuyas funciones son todavía desconocidas).
Como todos los nutrientes, los minerales deben estar balanceados; y el equilibrio se logra mejor a través de alimentos ricos en nutrientes más que los procesados.  Aquí analizaremos sólo aquellos que tienen mayor repercusión en el aprendizaje y en la conducta.
Hierro
El cerebro requiere de una gran cantidad de óxigeno para funcionar efectivamente, y el hierro juega un papel fundamental para llevarlo a través de la sangre.
Específicamente, el oxígeno es transportado por la hemoglobina, la proteína roja que da a nuestra sangre su color. Si nuestra dieta es baja en hierro, la producción y el funcionamiento de la hemoglobina se entorpecen. Los síntomas de esta deficiencia se advierten en: decremento en la atención, escasez en el rango de atención, y problemas de aprendizaje. Muchos infantes anémicos han logrado mayor atención y responsividad tras una semana de suplemento de hierro. En los adultos se ha advertido una fuerte correlación entre los niveles de hierro en la sangre y la fluidez verbal.
El hierro, además, desempeña un papel fundamental como componente de varios neurotrasmisores como son la serotonina, la dopamina, y la noradrenalina.
Curiosamente, se ha encontrado que el hierro afecta más al hemisferio cerebral izquierdo que al derecho; y lo que es más: los hombres y las mujeres responden en forma diferente ante los efectos de suplementos de hierro. Las mujeres suelen requerir de mayor cantidad de hierro cuando están embarazadas o son lactantes.
Las personas sujetas a dietas no controladas profesionalmente y los ancianos tienden a reflejar perfiles deficientes de hierro porque comen menos; igualmente los vegetarianos rígidos, dado que el hierro se encuentra en grandes cantidades en la carne, pescado, mariscos, huevo; sin embargo existen vegetales muy ricos en hierro: soya, semillas de girasol, espinacas, broccoli, melaza, habas, y  frutas secas.
La absorción del hierro puede ser bloqueada de muchas maneras: por los antiácidos, el té, los aditivos de fosfato en los alimentos y bebidas (casi todos los refrescos tienen fosfatos como agente efervecente), algunos medicamentos (Aldomet, tetraciclinos, Premarin, y Theodur), y por el preservador EDTA.
Se puede facilitar e incrementar la absorción de hierro se se consumen alimentos ricos en vitamina C en conjunción con alimentos que contienen hierro.
Zinc
Otro de los minerales indispensables para el organismo humano es el zinc. Es un constituyente esencial de la insulina; interviene en la acción de numerosas enzimas; en la formación del núcleo de las células; en el metabolismo de los ácidos grasos; en la síntesis de las proteínas; en el metabolismo de la energía. El "Brain Bio Center" de la Universidad de Princeton ha encontrado deficiencias de zinc en muchos niños hiperactivos y autistas. Cuando el cerebro no recibe suficiente abastecimiento de este mineral se observan efectos de letargo y apatía (pérdida de interés en el aprendizaje); la dopamina y la norepinefrina se obstaculizan; y se afectan negativamente áreas del cerebro que procesan la información procedente de los sensores del gusto y del olfato. Esta última característica ha orientado a los investigadores a profundizar el efecto del zinc en los desórdenes de la alimentación, como la anorexia y la bulimia.
Las fuentes de abastecimiento más comunes son: los ostiones, levadura, mariscos, huevo, semillas de girasol y calabaza, nueces, germen de trigo, y vegetales de hojas verdes.
Manganeso
Es un elemento esencial para la producción de insulina; para la síntesis de ácidos grasos y colesterol; formación de la tiroxina en la tiroides; activa muchas enzimas y ayuda en la regulación de varios neurotrasmisores cerebrales.
Los principales síntomas de deficiencia son: crecimiento retardado, hiperactividad, movimientos sin coordinación, escaso equilibrio, escasa tolerancia a la glucosa, problemas digestivos, asma, mareos.
Las principales fuentes de abastecimiento son: nueces, yema del huevo, vegetales de hoja verde, germen de trigo, naranjas, espinacas, betabel.
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PATRONES REACTIVOS  CONDUCTUALES
CONDUCTAS DE SOBRE-ACTIVIDAD
Las conductas de sobre-actividad, o de hiperactividad, se caracterizan por escasa coordinación, poca tolerancia ante la frustración y ante el esfuerzo, escaso rango de atención, aleraciones en el sueño, impulsividad, excitabilidad, cambios imprevistos de humor, incremento en la rapidez perceptual, agitación, problemas de aprendizaje y concentración. Las características pueden variar mucho en los niños sobreactivos, pues pueden  manifestar respuestas contradictorias, que desconciertan a los padres y maestros.
Frecuentemente se prescriben drogas que bloquean el sistema nervioso central para lograr conductas más aceptables, pero no mejorarn la habilidad del niño para aprender. Las principales medicinas prescritas son: ritalin, dexedrin, meyeril, cilert, torazin, tofranil, benadril o vistaril. Algunos efectos de tales medicamentos son: mareos, pérdida de apetito, insomnio o sueño interrumpido, dolores de cabeza, menos alerta mental, nausea, malestares estomacales, diarrea, erupciones, irritabilidad, visión borrosa, o confusión. No necesariamente  ocurrirán tales efectos, pero son probables.
El método más popular para controlar la  hiperactividad, además de los medicamentos, es la dieta sugerida por el Dr. Benjamin Feingold, que requiere de la eliminación de los colorantes y saborizantes artificiales que contienen salicilatos artificiales, así como los siguientes alimentos con salicilatos naturales: almendras, manzanas, cerezas, pepinos, uvas, pasas, naranjas, peras, ciruelas, fresas, jitomate, grosella, duraznos. Entre los elementos que provocan más reacciones hiperactivas son: el colorante amarillo (tartrazin), el ácido benzoico, la leche de vaca, el chocolate, la soya, las uvas, el trigo, las naranjas, el huevo, el queso de vaca, los cacahuates, y el maíz.Â
Se ha encontrado una íntima relación entre la sensibilidad ante los alimentos, anormalidades en el nivel de azúcar en la sangre, y la hiperactividad. Diferentes estudios (O'Shea y Porter, Doris Rapp, New York Institute for Child Development, Alberta Children Hospital) han confirmado que el 75% de los niños hiperactivos y con problemas de aprendizaje tienen alergias y niveles anormales de azúcar en la sangre. Mediante la mejoría de la sietas, eliminación de alimentos alergénicos, suplementos, el Hospital Infantil de Alberta, Canadá, logró mejorar los patrones de sueño; disminuyeron los dolores y erupciones; se incrementó la atención; se eliminaron o disminuyeron las conductas repetitivas; se mejoró la obediencia; mejoró la coordinación motriz fina; desapareció la enuresis.

John Ott, pionero de la investigación sobre los efectos de los diferentes tipos de luz en plantas, animales y hombres, ha descubierto que la exposición a la luz fluorescente y a la televisión afecta negativamente a los niños, distorsionando el funcionamiento cerebral y nervioso. Ott encontró que los alumnos eran poco cooperativos, irritables, hiperactivos, poco atentos, bajo la luz fluorescente; pero estaban más tranquilos y atentos cuando trabajaban bajo la luz de espectro total (luz natural). La luz intermitente de la televisión agrava los síntomas de la hiperactividad.

Recientemente, las investigaciones llevadas a cabo en Inglaterra por Hyperactive Children's Support Group apoyaron la posición de que los niños hiperactivos con alergias atópicas (eczema, urticarias, asma) tienden a estar continuamente sedientos y producir orina concentrada; este fenómeno es característico de la deficiencia de ácidos grasos (pérdida de líquidos por la piel extremadamente permeable); otras observaciones de esta investigación son:
1. Una gran parte de niños hiperactivos provienen de familias con antecedentes de desórdenes atópicos.
2. La hiperactividad afecta tres veces más a los niños que a las niñas. Los varones requieren de tres veces más de ácidos grasos que las mujeres, para mantener su crecimiento.
3. Varias sustancias (tartrazin, salicilatos, y otras) tienen efectos negativos en los niños hiperactivos, pero no en otros niños.
Nichols (1980) y Naeye (1979) encontraron una fuerte relación entre las madres que fumaban durante el embarazo y los niños hiperactivos. Sin embargo, el humo del tabaco también afecta a los niños especialmente sensibles, por el contenido de cadmio y plomo. El Instituto de Neurociencia Aplicada de la Universidad de Maryland ha descubierto que el cadmio/plomo afecta fuertemente la función cognitiva. El fumar cerca de los niños es un grave error.
El azúcar refinada ha sido estudiada por muchas universidades e investigadores; sus efectos no sólo se advierten en un sistema, sino que puede alcanzar la circulación (problemas cardiovasculares), digestión (caries, hemorroides), locomoción (artritis), y sistema nervioso (desórdenes en la conducta).
El efecto fisiológico del consumo de carbohidratos refinados  -en especial azúcar-  es la sobreproducción de insulina y la hipoglucemia. Al comer azúcar, o cualquier carbohidrato, el páncreas secreta insulina para metabolizar tales elementos. La sobredosis de azúcar obliga al páncreas a trabajar en exceso y si este proceso es continuo o intenso, el páncreas "aprende" a sobreproducir insulina, lo cual, gradualmente reduce el nivel de azúcar en la sangre. El resultado es que, después de dos horas después del consumo de azúcar, se puede experimentar hipoglucemia. En esta situación la gente se puede sentir irritable, fatigada, tensionada, y hambrienta. Si tales hábitos continúan, el páncreas, agotado, disminuye o suspende la producción de insulina; el resultado es un alto nivel de azúcar en la sangre, azúcar en la orina e, inclusive, diabetes.
El desequilibrio en el nivel de azúcar en la sangre tiene marcados concomitantes psicológicos: cambios bruscos en los estados de ánimo, manía, depresión, ansiedad, indecisión, distorsión en la autopercepción, y confusión; cuando el nivel es bajo se asocia con la apatía, la indiferencia, "tristezas o depresiones inexplicables", explosiones emocionales o violencia.
La razón de tales efectos desastrosos en la conducta humana es que el sistema nervioso utiliza la glucosa (azúcar simple) como su combustible. Los glucoreceptores del hipotálamo monitorean continuamente y regulan la cantidad de glucosa en la sangre. Si es deficiente, se libera azúcar almacenada en el cuerpo y es convertida en glucosa. Si es excesiva, se produce insulina, para metabolizar el exceso de azúcar. Este es un proceso vital y muy sensible que está íntimamente ligado con lo que comemos.
Los carbohidratos se encuentran en muchas formas y en diferentes alimentos. Por ejemlo, los granos integrales  se convierten en azúcar simple en forma lenta y pueden ser fácilmente absorbidos y metabolizados por el organismo en un rango de conducta estable.  Los vegetales y las frutas se metabolizan más rápidamente; su azúcar se adquiere más rápidamente. Grandes cantidades de frutas  pueden desestabilzar el organismo y ocasionar cambios en el humor y cierta inestabildad emocional.  El carbohidrato que desequilibra más al sistema nervioso y a la conducta es el azúcar: el nivel de azúcar en la sangre se eleva rápidamente y después decae precipitadamente. Este proceso se refleja inmediatamente en el sistema nervioso, sistema endocrino y en la conducta; y es probable que los tres se desordenen crónicamente.
El azúcar también puede descontrolar la conducta al ocasionar un efecto inhibitorio en la neurotrasmisión. Investigaciones recientes sugieren que el azúcar reduce la disponibilidad de algunas sustancias con las que el cerebro elabora muchos de sus neurotrasmisores (componentes químicos que llevan la información de neurona a neurona en el cerebro). El resultado final es el mismo: el azúcar ocasiona conductas desintegradas.
En los niños hiperactivos se han encontrado altos niveles de metales pesados tales como el plomo, cobre, mercurio, y cadmnio, que interfieren y desplazan minerales esenciales como: zinc, hierro, manganeso y potasio. Tal interferencia bloquea el suplemento de energía al cerebro, con la consecuente anormalidad  en el funcionamiento cerebral.
El Dr. Carl Pfeiffer del Brain Bio Center de Princeton explica el porqué de la vulnerabilidad de los niños ante tales elementos: 1) la barrera protectora de la sangre que llega al cerebro aún no ha madurado y, por lo tanto, los elementos venenosos (como el plomo y otros metales pesados) afectan directamente al cerebro. 2) Los niños absorben el plomo más fácilmente que los adultos y lo retienen más. Además, los adultos almacenan el plomo sobre todo en los huesos, mientras que los niños lo retienen en los tejidos suaves.
Otra investigación afirma que la acumulación de plomo es más evidente cuando un niño tiene deficiencia de calcio; y como el azúcar refinada inhibe la absorción de calcio, es necesario disminuir, también por este motivo, el consumo de azúcar refinada. En cambio, la combinación de vitamina C, zinc, y calcio en la dieta, ayuda a eliminar en el cuerpo los metales pesados.
Las principales fuentes de plomo son: el humo de cigarrillos, algunas pinturas y lápices; asfalto, condicionadores de aire y calentadores, baterías, materiales de construcción, cemento, carbón, cosméticos, crayones, tintes, llantas, lluvia, gasolina y sus derivados. Obviamente, es imposible evitar el efecto de algunas fuentes, pero es conveniente reducirlas al máximo.
Las principales fuentes de cadmio son: humo de tabaco, pinturas, y agua contenida en recipientes viejs que contiene cadmio. La deficiencia de zinc y el alto consumo de azúcar refinada incrementa la absorción de cadmio y puede afectar la inteligencia y el rendimiento académico.
El cobre es un mineral esencia, pero su exceso es más común  que la deficiencia, debido al empleo extendido de la tubería de cobre para el agua. El cobre excesivo activa la agresión y otros cambios negativos en las conductas de los niños. La deficiencia de zinc también es un factor que incrementa la vulnerabilidad ante el cobre.
El mercurio sobre todo se encuentra en los pesticidas, productos derivados el petróleo, fungicidas, productos químicos presentes en el agua. Este metal compite con el selenio en el cuerpo.
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REACCIONES   ALÉRGICAS
Muchos alergólogos enfocan las alergias en forma muy estrecha. Consideran sólo un tipo de respuestas -la atópica- que manifiesta sus efectos en la piel y en las membranas de la mucosa: eczema, fiebre del heno, asma, y desórdenes relacionados con ellos. Se evita mucho el diagnóstico y tratamiento de ls alergias nutricionales porque los métodos utilizables sólo pueden tener una certeza del 20%.
Los ecologistas clínicos, por otro lado, no sólo pretenden descubrir todas las sustancias alergénicas, mediante pruebas precisas, sino que se interesan en las reacciones que aparecen en todas partes   del cuerpo. La ecología clínica estudia las reacciones del individuo ante su medio ambiente. Los desequilibrios (reacciones alérgicas) son causados por alimentos, inhalantes, o sustancias químicas que el cuerpo no puede tolerar.
Una alergia es una respuesta adversa a sustancias que no causan respuestas adversas en la mayoría de la gente. El Dr. Alan Levin clasifica las alergias en dos niveles:
Tipo 1: Â es la alergia clásica, conocida por todos: una inflamación provocada en el tracto respiratorio, nariz, piel, ojos, oídos y el tracto gastrointestinal. Los factores activantes pueden ser: el polvo, pelo animal, árboles, pasto, pólenes, plumas, y algunos alimentos como la leche, el trigo, el huevo, fresas, mariscos, maíz y levadura.
Tipo 2: Â Â es una irregularidad en el sistema inmunológico y, a diferencia del tipo 1, incluye un rango más amplio de síntomas que pueden presentarse en cualquier parte del cuerpo, pero, sobre todo, en el sistema nervioso y en el cerebro, provocando alteraciones en el estado de ánimo, percepción, conducta, pensamiento y emociones. Muchos alimentos, inhalantes y productos químicos pueden activar estas respuestas del Tipo 2.
No siempre hay una clara demarcación entre los dos tipos, pero, normalmente, predomina un tipo de alergia. La causa de cada una se encuentra en los glóbulos blancos.  Las células T le indican a las células B qué es lo que tienen que hacer. Las células B elaboran anticuerpos contra las sustancias dañinas al organismo. Empiezan y suspenden su producción bajo las órdenes de las células T.
Las personas  con tendencia a la alergia Tipo 1 tienen células B hiperactivas y células T "confundidas", incapaces de discriminar cuáles sustancias no son dañinas (polen) y cuáles sí son dañinas (bacterias); de esta manera las células B elaboran una incontrolada sobreabundancia de anticuerpos; en tal situación aparecen las reacciones alérgicas.
En la alergia del Tipo 2, las células B producen otro tipo de anticuerpos llamados inmunoglobulina, sobre todo por incluencia de deficiencias nutricionales, sustancias químicas, tensión, radiaciones e infecciones.
Las alergias del Tipo 1 se deben a factores genéticos, hereditarios; su tratamiento consiste en la inmunoterapia  (inyecciones) y medicación.  Las alergias del Tipo 2 se originan en factores externos, que debilitan el sistema inmunológico; el tratamiento generalmente se orienta hacia los síntomas, dejando las causas intactas.
El sistema inmunológico puede fallar por condiciones genéticas o adquiridas. Las causas adquiridas son:
1. Envenenamiento químico: exposición a pesticidas.
2. Traumas físicos o emocionales: muerte de un ser querido.
3. Exposición a radiaciones: rayos X.
4. Severa enfermedad viral, bacterial, o de fungi: mononucleosis.
5. Severa deficiencia nutricional: dieta inadecuada.
6. Disfunciones metabólicas: desequilibrio hormonal.
7. Desórdenes digestivos: deficiencia de enzimas pancreáticas.
Se puede dañar permanentemente el sistema inmunológico por la acumulación de factores de stress, una combinación de muchos factores, o una exposición masiva a un solo factor de tensión. El primer elemento afectado es la supresión de las células T, con lo que todo el sistema inmunológico queda afectado.
Muchos nutrientes ayudan a mantener sano el sistema inmunológico: la vitamina A, la piridoxina, las vitaminas C y E; el ácido fólico, el ácido pantoténico, el zinc, el seleni, y el magnesio, los ácidos grasos esenciales, y los aminoácidos, son los principales.
La vitamina C es especialmente efectiva para activar los linfocitos T.
Actualmente se enfatiza mucho la función de los ácidos grasos esenciales para fortalecer el sistema inmunológico; tales ácidos se encuentran, sobre todo, en el pescado, en los granos integrales, en las semillas, en los aceites naturales; se recomienda evitar las grasas hidrogenadas (margarinas y alimentos procesados) y las grasas saturadas (carne, crema, mantequilla).
La disfunción inmunológica tiene muchas causas, pero hay una muy frecuente: el hongo candida albicans que habita en la membrana mucosa del tracto intestinal; ocasionalmente puede introducirse en los tejidos y liberar crónicamente sus productos en el torrente sanguíneo. El Dr. Orian Truss, quien investigó este elemento afirma que puede "paralizar" o bloquear las respuestas inmunológicas. Algunas alergias se deben totalmente a la infección de este hongo y se atiende médicamente. La causa más prominente de la infección de la candida albicans es la administración de antibióticos  -especialmente los antibióticos de espectro amplio. La evidencia de presencia de este hongo se advierte por las recurrentes enfermedades epidémicas (sobre todo, infecciones de oído), así como: fatiga, irritabilidad, cambios de humor, poca coordinación, falta de concentración, síntomas autistas, dolores de cabeza, urticaria, hongos debajo de las uñas, desórdenes gastrointestinales, gases, diarrea o estreñimiento, escaso apetito, crecimiento retardado, dolores musculares, pie de atleta, infecciones crónicas.
Junto con el tratamiento médico es recomendable evitar: el azúcar refinada, harinas refinadas, todos los quesos, los champiñones, el alcohol, los cacahuetes, pescado y carne secos o ahumados, fruta seca, carnes procesadas, levadura de cerveza, los vinagres. Es recomendable optimizar la dieta , reduciendo el consumo de carbohidratos y fortaleciendo la digestión con enzimas pancreáticas; nutrientes antioxidantes; igualmente ayuda el consumo de ajos, cebolla, broccoli, calabaza.
El sistema inmunológico trabaja íntimamente conel sistema nervioso y endocrino para mantener la homeostasis (equilibrio) en el cuerpo. Las reacciones alérgicas pueden agravarse por varios factores combinados, como: infecciones, fallas en el metabolismo, deficiencias nutricionales, tensión ambiental, o desórdenes digestivos. Anormalidades en el nivel de azúcar en la sangre y problemas digestivos (pancreas) acompañan frecuentemente las manifestaciones alérgicas. Es común, también, encontrar desequilibrio hormonal: baja actividad de la tiroides y sobreactividad de las suprarrenales. El cerebro y el sistema nervioso son muy sensibles a los materiales alergénicos
Una respuesta alérgica, debida a factores nutricionales, inhalantes, o químicos, puede provocar reacciones adversas en cualquir sistema corporal. Si el órgano sensible es el cerebro, el niño puede experimentar hiperactividad cuando toma leche; coraje sin causa, cuando toma cacahuates; o mareo cuando huele perfume. Las manifestaciones alérgicas, sin embargo, pueden incluir  a uno o a muchos sistemas corporales, como los siguientes:
        1. Sistema nervioso y cerebro:  hostilidad, hiperactividad, cambios de humor/personalidad. olvidos, confusión, falta de concentración, mareos, insomnio, mareos recurrentes, somnolencia, dolores de cabeza, poca coordinación, depresión, nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, tartamudeo o lentitud en el habla, agitación, problemas de aprendizaje, pánico/miedo/llanto sin causa aparente, alucinaciones, indecisión, letargo, convulsiones, temblores, apatía, escaso rango de atención, marcada timidez o pena.
        2. Tracto gastrointestinal:  indigestión, nauseas, vómitos, calambres, mal aliento, diarrea, dolores abdominales, boca seca, estreñimiento, sensación desesperada de hambre, pérdida de apetito, flatulencia.
        3. Sistema musculoesquelético:  dolor de espalda, dolores/calambres musculares, espasmos, artritis, debilidad muscular, tics musculares, dolores en las coyunturas, posturas deficientes.
        4. Tracto genitourinario: Â urgencia urinaria, enuresis, comezones.
        5. Piel: Â ronchas, eczema, comezones, acné, manchas blancas en las uñas, sudores (incluso sudores nocturnos), mezquinos,
        6. Ojos, oídos, nariz, garganta: comezón en los ojos; visión borrosa, dolorosa, con manchas, con círculos oscuros, acuosa, doble, distorsionada; dolores, infecciones recurrentes, sordera intermitente, mareos, falta de balance en los oídos; nariz tapada, con frecuente sangrados, con mucho fluído; toz, sequedad de garganta; dificultad para tragar.
        7. Sistema cardiovascular: Â palpitaciones rápidas, dolor de pecho,
        8. Sistema respiratorio:  asma, bronquitis, infecciones respiratorias, respiración entrecortada, dureza en el pecho, fiebre de heno, sinusitis, rinitis.
Muchas reacciones alérgicas pueden esconderse debajo de una adicción. Muchos alimentos predominantes en nuestra dieta son alergénicos ocultos; por ejemplo, los mayores son: el azúcar, el trigo, y la leche de vaca.  Otros alergénicos comunes son: la manzana, los frijoles, la carne, el pollo, el chocolate, los cítricos, el maíz, el huevo, el pescado, la cebolla, el cacahuate, la carne de puerco, la papa, las fresas, el tomate, la nuez, y la levadura.
Cuando un niño busca obsesivamente un determinado alimento, es conveniente sospechar de él como un posible alergénico, por la adicción que no puede manejar el cuerpo. El cuerpo humano constantemente intenta establecer equilibrio y adaptarse al medio ambiente; cuando es expuesto a una substancia que ejerce especial tensión, como los alimentos que no pued manejar por insuficiente producción de enzimas pancreáticas, el cuerpo intenta la homeostasis metabólica adaptándose, y después, desarrollando una dependencia de tal sustancia. Cuando se ha establecido una adicción alérgica, los efectos negativos se advierten cuando no se consume  el alimento alergénico.
Reconocemos la alergia ante una substancia específica por la inflamación de tejidos; cuando esto sucede en el cerebro, no es observable, pero distorsiona severamente la química cerebral, ocasionando anormalidad en la conducta, estados de ánimo, pensamiento, emociones, y percepción.
Marshall Mandell fue el primer médico en sugerir y demostrar que muchos desórdenes en la conducta y en el aprendizaje estaban ligados con la alergia.
http://www.cyberpadres.com/articulos/balder/balder6.html 

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